El miedo
al futuro. El viaje en una autopista con claros y oscuros. Lo impredicible de la vida. Las inseguridades habitan en el ser humano, le definen, pese a que en algunos sean mas evidents que en
otros. Los miedos son esas habitaciones de puertas cerradas para las que algunos tenemos unas llaves y otros otras. En mi caso y cuando era pequeño me las ingenié para crearme una llave maestra
para no depender de las cartas repartidas sobre la mesa sino de las ganas de jugar una nueva partida. Hay caminos que se cruzan, carreteras secundarias que van en paralelo, de carro que bordean
tu andar. Otros demasiado cerca para apreciarles, rozando hasta que las llamas consumen su unión. Podemos caer rendidos en la cuneta o tomar un desvio a una área de descanso... pero yo sigo. Tu
sigues.
Y cuando
los carteles empiezan a coincidir con el nombre de final de destino en tu GPS, se alza majestuosa una autopista sobre tu cabeza, haciéndote mirar hacia arriba y apreciar la belleza de su
simplicidad. La distancia prudencial te permite memorizar con dulzura cada parte de ella por si acaso partiera en otra dirección. Y porque no, decides apagar el GPS.. Saltarte la salida y tomar
otro rumbo. Aunque no sea lo habitual. Aunque no sea lo estandard. Tampoco tu lo eres, por eso te quiero. Dos de 5 se sujetan para caminar juntos y sin quererlo, nos adueñamos de la oscuridad
como un juego.. En cada túnel un beso, pues el miedo junto a ti no es más que un reto con el doble de apoyo. Lo impredecible de la vida parece ahora predecible mediante la promesa. Y los oscuros
una nueva oportunidad de hacer claros.